martes, 1 de mayo de 2012

Sueños III


Llegué a casa, y al abrir me encontré con Eva sollozando, por su aspecto deduje que se había pasado toda la noche despierta esperándome, que imbécil había sido. La levanté , le sequé las lágrimas y le di un beso.
-¿Dónde has estado?
-Con un amigo de mi pueblo, perdón por no haberte llamado, no se volverá a repetir, lo siento muchísimo Eva.
-Me has dejado sola...
Discutimos, la discusión más fuerte que yo recuerdo. Ella se fue de casa con un portazo y yo salí también.
Baje a la calle y tomé el primer bus con destino a lo desconocido que vi. Mientras iba en él , mi iPod se conjuró para hacer una de las mejores listas que tenía, sonó Si te vas, de Extremoduro; Romeo and Juliet , de The Killers; Lisztomania, de Phoenix. Todas esas canciones que me recordaban a Paula. Mirando por la ventana me pareció verla en la parada esperando el bus. Era ella otra vez, maldito tiempo, malditas coincidencias. Subió sin mirarme, pero siendo consciente de que estaba ahí, se sentó a dos asientos de mí. Yo como un pobre chiquillo que busca a su madre entre la multitud me iba acercando despacio hacia ella.
-¿Quién soy?- Le dije tapándole los ojos
-¡Jordi!. Contesto no muy entusiasmada.
-Perdón por haberme ido esta mañana así, me ha llamado Eva y no me he podido despedir , lo siento.
La gente se iba yendo del bus y nosotros íbamos hacia atrás, viajando a los asientos finales y ocupando los cuatro, jugando a las palmadas. Yo me dejaba ganar. Y ella se reía a carcajadas.
-Juega en serio.
-No juegues conmigo otra vez.-Le dije.
-Nunca he jugado contigo, jamás.- Me dijo seriamente.
Mi neurona se fundió , y con mi neurona también se fundieron nuestros labios,otra vez. ¿Cómo hacía para imantarme? ¿Cómo era tan magnética?. Bajamos del bus y estábamos lejísimos del centro. Nos iba a tocar andar mucho.

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